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(Sobre)vivir en el planeta rojo

Los primeros astronautas que viajen a Marte, quizás en la década de 2030, deberán pasar nueve meses encerrados en una diminuta nave espacial y luego sobrevivir al aterrizaje. Si llegan tan lejos, la vida será dura: un agujero en el traje espacial o la pérdida de la comunicación con la Tierra podrían ser fatales; las frecuentes tormentas de arena podrían enterrar equipos clave; y no hay suelo para cultivar. Pese a estas advertencias, ya son cientos los candidatos a encerrarse en las bases experimentales de la NASA, muy parecidas a las que se usarían en ese planeta.

3 abril 2024

Ante la expectación mundial de poder instalar una colonia con seres humanos en Marte, a principios de 2024 un grupo de científicos de la Universidad George Mason, en Virginia, Estados Unidos, realizó un estudio sobre cuántas personas serían necesarias para establecer un asentamiento con posibilidades ciertas de no morir en las primeras semanas, o incluso días. La investigación, publicada en la prestigiosa revista científica Space, no se enfoca en el desarrollo de materiales para la supervivencia en ese planeta, sino que apunta hacia el futuro y da por resueltos esos retos. 

La conclusión es que la colonia debería estar integrada por 22 personas, suficientes para cumplir con las tareas que asegurarían la subsistencia y el trabajo científico. “Contrariamente a lo que sostienen otras publicaciones, lo mínimo que se necesita para que un sentamiento sea sostenible es de decenas de personas, no de centenares”, explica Byron Adu, jefe del equipo de investigación.

Sin duda, vivir en Marte implicaría «desafíos cruciales» con respecto a las condiciones de vida en la Tierra. La temperatura promedio es de 62 grados bajo cero; tiene un tercio de la gravedad terrícola y es imposible respirar; la presión atmosférica es tan baja que sin un equipo especial una persona moriría en minutos; y el aire está compuesto casi completamente por dióxido de carbono, el mismo gas de efecto invernadero que queremos eliminar de la atmósfera terrestre. A esto se suma que la intensidad de la luz solar en Marte es más baja debido a la gran cantidad de polvo atmosférico y a la mayor distancia respecto del sol; y que la superficie es rocosa y está cubierta de volcanes.

Los primeros visitantes estarán atrapados en una o dos pequeñas estructuras con las mismas pocas personas durante unos dos años y medio, contando el viaje de ida y vuelta, y alrededor de un año en terreno. Tendrían altas posibilidades de contraer cáncer, debido a la alta dosis de radiación espacial, o de perder masa ósea y muscular, como consecuencia de los largos vuelos y de la menor gravedad.

Estas inhóspitas condiciones hacen que establecer un asentamiento humano sea un problema de ingeniería muy complejo. Según lo que se sabe de las condiciones del lugar, si bien los colonos podrían extraer algunos minerales básicos y agua, el resto de sus necesidades biológicas deberán ser cubiertas desde la Tierra a través de una tecnología que todavía no está completamente desarrollada. Hoy, los esfuerzos están concentrados en la creación de sistemas que minimicen esta dependencia y permitan a la colonia mantenerse por sí misma. Igualmente, se necesitarán medios de transporte eficientes para moverse por la inexplorada superficie marciana, además de sistemas eficaces para gestionar los residuos generados por los humanos.

Actualmente, uno de las grandes escollos es encontrar un método para cultivar alimentos, algo que, si se consideran las condiciones naturales de los suelos y la temperatura de Marte, parece imposible. No obstante, entre los científicos existe consenso en que la mejor opción sería desarrollar un sistema de agricultura vertical. El investigador de la NASA Lionel Falcone argumenta que si se usara una granja vertical se podría extraer agua de las capas de hielo debajo de la superficie del planeta, mientras que la luz podría ser suministrada por un sistema de espejos para aumentar la luz solar natural o usar lámparas alimentadas por energía solar y eólica. “También la arquitectura vertical se puede adaptar para proporcionar aire respirable a medida que las plantas que crecen allí crean oxígeno. Un sistema a gran escala permitiría la salida continua de alimentos y productos adicionales como el oxígeno. Ahí están puestas las esperanzas”, dice Falcone.

 

Pioneros del Espacio

¿Pero quiénes estarían dispuestos a sumarse a un viaje con resultados tan inciertos y múltiples peligros? 

Debido a la fascinación que provoca explorar el Universo y llegar a lugares que nadie ha alcanzado, ya hay cientos de interesados en ser parte del primer experimento en terreno desarrollado por la NASA sobre cómo sería vivir en Marte. Se trata del proyecto Crew Health and Performance Exploration Analog (CHAPEA), que recrea las circunstancias que podrían enfrentar los primeros colonos: limitación de recursos, retrasos en la comunicación, fallas de equipos, recreación de paseos espaciales, operaciones con robots, mantenimiento del hábitat y cuidado de cultivos. 

Estas simulaciones las realizan equipos de cuatro personas las que, durante un año, viven y trabajan en un entorno de 520 metros cuadrados desarrollado con impresión 3D, ubicado en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston. El primer grupo, compuesto por una microbióloga, un médico de urgencias, un ingeniero de estructuras y una científica investigadora, entró a la base experimental en junio de 2023 y todavía continúa ahí. El segundo equipo comenzará a mediados de 2025. 

Utilizando datos de investigaciones pasadas, como algunos cuestionarios completados por especialistas a bordo de la Estación Espacial Internacional, el estudio de la Universidad George Mason definió las fortalezas psicológicas que necesitan los “candidatos adecuados” para esta aventura: resistencia al estrés, altas habilidades sociales y no tener tendencias neuróticas. “Las personas con personalidades agradables tienen más probabilidades de sobrevivir, prosperar y permitir que la colonia persista. En cambio, aquellas con personalidades neuróticas están destinadas al fracaso y, además, tienen mayores posibilidades de morir. Más allá de los desafíos técnicos, los futuros pioneros también enfrentarían problemas psicológicos y de comportamiento humano”, explica Byron Adu.

Luego de años en que las agencias espaciales han recorrido Marte con robots, como el vehículo explorador Perseverance, el orbitador Maven y el módulo de aterrizaje InSight, los expertos confían en que en algunos años más se contará con los avances tecnológicos suficientes para inaugurar la primera colonia marciana. 

Estos aventureros no solo podrían lograr hallazgos científicos reveladores, conocer mejor la evolución climática y geológica marciana, y desentrañar la historia de nuestro sistema solar, sino que también descubrir detalles cruciales sobre nuestros orígenes e, incluso, pruebas de formas de vida nunca vistas.