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¿Y si Internet se va a negro?

El temor de un blackout global ha dado vueltas en la cabeza de la periodista española Esther Paniagua, quién en su libro “Error 404”, aborda el asunto asegurando que si esto sucediera, el mundo se sumergiría en un caos total en 48 horas.

18 noviembre 2022

La española Esther Paniagua, especialista en temas de tecnología, lleva varios años investigando qué es lo que sucedería si Internet sufre un apagón, es decir si se caen todas las plataformas y de pronto quedamos sin acceso. Todo está en «Error 404, el mensaje que vemos en la pantalla cuando un dispositivo no es capaz de conectarse a un sitio de Internet, bien porque éste desapareció del servidor o porque el enlace es incorrecto, un concepto de terror que también es el título de su libro (Editorial Debate).

Con este trabajo, la autora busca llamar la atención sobre la posibilidad de un blackout de Internet antes de que sea demasiado tarde. La idea resulta tan absurda como aterradora. Internet se ha convertido en una parte tan integral de nuestras vidas, que asumimos su funcionamiento por defecto, y ni siquiera nos imaginamos cómo serían nuestras rutinas sin contar con acceso a la red.

Pero ella asegura que esta dependencia no siempre fue así. Internet, dice, “no se diseñó para soportar todo lo que soporta ahora. Era una estructura básica y descentralizada pensada para que los investigadores se conectaran. Ahora, en cambio, no sólo hemos puesto nuestra vida sino que, también, toda nuestra economía (en ella). Incluso lo más analógico que podríamos pensar como, por ejemplo, la agricultura, pues también está conectada a través de Internet de las Cosas. Tiene su parte buena, claro que sí. Pero eso no quita de que si un día cae todo puede ser caótico”, apunta en una entrevista en el diario La Vanguardia.

Las alertas a las que debemos estar atentos: sobre este posible colapso global, Esther Paniagua basó su investigación en la afirmación que el filósofo y teórico de la conciencia Dan Dennett hizo en 2014:«Internet se vendrá abajo y viviremos oleadas de pánico mundial». La escritora se dio cuenta de que esa frase tenía fundamento y explicó más tarde a la BBC que «no diría que es seguro al 100% que Internet colapsará en algún momento y que todo dejará de funcionar, pero creo que es altamente probable”. Agregó que «obviamente lo que no tengo es una fecha, igual que no la tiene nadie. Puede pasar mañana, dentro de cinco años, de diez o nunca, aunque creo que ‘nunca’ es la menos probable de todas las posibilidades», advirtió.

La mirada de Paniagua: en el ensayo que escribió durante la pandemia, la periodista explica que seguimos siendo muy vulnerables porque hemos conectado todo a la red de redes. “Y lo malo no es conectarlo, lo malo es conectarlo sin protegerlo adecuadamente. Hay cosas que son tan críticas que lo mejor sería no conectarlas, pero al final lo hacen y ¿por qué?, pues porque tiene muchas ventajas, es muy eficiente, el problema es que no nos hemos parado a pensar en las consecuencias y lo que implica proteger adecuadamente todo lo que se conecta”, dijo en una entrevista a Nius.

Paniagua ha contado que en las entrevistas a expertos para escribir su ensayo, estos reconocían que no sabían hasta dónde podía llegar el efecto dominó, porque incluso afectaría a ámbitos que no están conectados, por lo que sin duda habría daños colaterales. “Por ejemplo, si internet se para, todo el mundo va a acudir al teléfono para comunicarse y evidentemente las líneas se van a colapsar. Tampoco vamos a poder hablar con la operadora. Una situación muy caótica en la que nadie sabría en un principio lo que está pasando, porque los medios de comunicación también se verían afectados, los digitales de hecho dejarían de informar. Incluso las radios tendrían problemas”, insiste a Nius.

El caso de Cachemira: ya hay casos en el mundo que de manera consensuada han cortado el suministro de Internet. El más grave fue lo ocurrido con la región India de Cachemira. En pleno 2019, el Gobierno apagó internet durante siete meses. Fue la desconexión de mayor duración en una democracia, y sus efectos todavía se sienten. La periodista Pavithra Mohanlong relató en Fast Company, que el 5 de agosto de 2019 el Gobierno indio cortó todas las líneas telefónicas y las conexiones a internet en la región sin previo aviso. Ausencia de comunicación, hilos de WhatsApp silenciados, facturas no pagadas, opositores detenidos, libertad de movimientos restringida y carreteras cerradas y patrulladas por decenas de miles de soldados armados fueron solo algunas de las consecuencias. “No sabíamos lo que estaba sucediendo. Fue bastante difícil durante los primeros quince días porque no hubo comunicación y la gente no pudo moverse porque había toque de queda”, le contó un ciudadano de Cachemira a la periodista según se lee en su libro. Incluso después, cuando pudo regresar a su oficina, no pudo comunicarse con las personas de su organización.

Por supuesto, el apagón afectó también a las empresas y a la economía de la India. Se estima que las pérdidas fueron de unos US$ 2.300 millones.

India encabeza la lista mundial de países con mayor número de apagones de internet impuestos por gobiernos locales, estatales o nacionales. Sólo en 2018, el servicio de internet se cortó 134 en el país asiático. Su competidor más cercano es Pakistán, donde se apagó internet 12 veces en 2018.

Caos en 48 horas: ¿Qué sucedería si cayera Internet? Esa es la gran pregunta

«Todo, absolutamente todo depende de Internet y eso hace que sea especialmente vulnerable. Hemos convertido todo en un ordenador: desde las infraestructuras críticas a los hospitales, las administraciones públicas, las universidades, las empresas, nuestros cuerpos, nuestra ropa, nuestros electrodomésticos. La electricidad», explica en su libro . Por ejemplo, «un ciberataque en 2021 contra el principal proveedor de telecomunicaciones de Bélgica, dejó K.O. a la mayoría de los servicios gubernamentales, incluidos servicios hospitalarios críticos, el parlamento, las universidades, etc. Y eso que solamente duró unas pocas horas», explicó. Según Paniagua, «los expertos de los servicios de inteligencia, cuya identidad no precisó, aseguran que sería a partir de 48 horas cuando comenzaría a cundir el pánico, cuando la gente empezaría a temer por su supervivencia».

¿Todos monitoreando el gran desastre?: todo está conectado e interconectado y no sabemos hasta qué punto ni podemos imaginar las funestas consecuencias de tirarlo abajo. Todo depende de internet. Lo saben en la Internet Society (ISOC), una organización sin ánimo de lucro creada en 1992 para asegurar el desarrollo, la evolución y el uso de internet en beneficio de todos. Una posible caída de internet es una de sus preocupaciones. También le quita el sueño al Oxford Internet Institute (OII), el primer centro para estudiar internet desde una perspectiva multidisciplinaria. Su director fundador, Bill Dutton recuerda una de las primeras conferencias que organizó el OII se titulaba “¿Se caerá internet?”. El tema ha sido una constante entre los asuntos que el selecto grupo trata cada año entre las casi milenarias paredes de la segunda universidad más antigua del mundo.