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¿Quién ‘no’ quiere ser millonario?

Herederos que renuncian a sus fortunas y billonarios que no dejarán “nada” a su descendencia. Algunos incluso se quejan de “no poder deshacerse lo suficientemente rápido de su dinero”. El tema lo puso en la palestra Marlene Engelhorn, suiza de 29 años y descendiente del industrial alemán fundador de la multinacional química BASF, quien rechazó el dinero porque “no quiero ser tan rica”. ¿Qué hay detrás del club de millonarios que no quieren serlo?

20 agosto 2022

Buena parte de los mortales sueña con convertirse en millonario. Sin embargo, hay otros a los que la extrema riqueza los aproblema. Varios acaudalados que figuran en la 36ª lista anual del ranking de la revista Forbes -para ser exactos 2.668 personas con un patrimonio neto total de US$12,7 billones- están hace tiempo buscando fórmulas para reducir sus arcas, ya sea, pagando más impuestos, o en muchos casos, asegurándose que lo que han acumulado se distribuya en vida y no quede en manos de sus sucesores naturales.

Una explicación muy benévola para esta situación, es que muchos de quienes aparecen en este listado, desean que sus hijos aprendan sobre la importancia del esfuerzo, el trabajo duro, los fracasos, fijarse y alcanzar metas y todas las lecciones que para ellos fueron claves para alcanzar el éxito (además, obviamente, de las tres décadas de mercados al alza y el fuerte crecimiento económico). Y es que un grupo importante de estos millonarios viene de familias de clase media e hicieron su dinero recorriendo precisamente un largo camino de aciertos y errores. Tal es el caso de Warren Buffett, quien comenzó repartiendo diarios en su vecindario; o de Jeff Bezos, que trabajó en la parrilla de un McDonald’s. Trabajos normales que les permitieron desarrollar herramientas que ellos esperan que sus hijos también adquieran.

No a la herencia: “Dejar lo suficiente como para que hagan lo que quieran, pero no tanto como para que no hagan nada de nada”, dijo Warren Buffet a The Daily Mirror. Esa parece ser la fórmula para calcular la cantidad de dinero ideal de una herencia a la ‘prole’ que Buffett, Director General y Presidente de Berkshire Hathaway, estima se debe dejar. Pero hay otros que de frentón ya decidieron que no dejarán “prácticamente nada” a sus retoños. El cantante Sting, por ejemplo, planea gastar todo su dinero en vida, en vez de dejarlo a sus seis hijos. Elton John, en tanto, quiere que su fortuna vaya a organizaciones sin fines de lucro. Mark Zuckerberg y Priscilla Chan declararon en diciembre de 2015 que ambos donarían el 99% de la herencia de su hija Max a la caridad. Y el famoso chef Gordon Ramsay, padre de cinco hijos, señaló en una entrevista a The Telegraph -en 2017- que “definitivamente mi dinero no será para ellos…Y eso no es algo malo; es para no mimarlos. La única cosa que he acordado con mi mujer, Tana, es pagarles el 25% de una casa o departamento, pero no la vivienda entera». Para que se vayan acostumbrando a la idea, cuando viajan en avión, Ramsey y su esposa van en primera clase, mientras que sus hijos van en turista.  Aunque la idea de enseñar el valor del esfuerzo es muy apreciada públicamente, algunos críticos han deslizado que no dejar nada de herencia podría deberse más a que muchos millonarios no creen que su descendencia tenga las capacidades necesarias para manejar todo el dinero que hoy poseen.

La ‘Promesa de dar’: la filantropía también parece ser una de las razones detrás de esta tendencia. El año 2010, Buffet creó junto a Bill y Melinda Gates ‘The Giving Pledge’ (en español “Promesa de Dar”), una organización sin fines de lucro que busca motivar a los más ricos a destinar, en vida o en herencia, al menos la mitad de su riqueza a obras de beneficencia. Poco a poco se han ido uniendo grandes nombres, no sólo de los negocios, sino también de otros ámbitos como el cineasta George Lucas, el ex-alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, o el fundador de eBay, Pierre Omidyar. Una de las últimas en sumarse fue MacKenzie Bezos, ex mujer del fundador de Amazon, que ya ha decidido dejar la mitad de su riqueza, que asciende a casi US$36 mil millones. En total, hoy 204 personas forman parte de este club.

¿Pequeña trampa?: esta iniciativa también tiene sus críticos. A varios les preocupa que sólo sirva como un recordatorio de la creciente concentración de riqueza en la sociedad, mientras que a otros, como Pablo Eisenberg, miembro principal del Centro para el Liderazgo Público y Sin Fines de Lucro de la Universidad de Georgetown, les hace pensar que, si bien es probable que la “promesa” inspire más donaciones entre los ricos y superricos, con ella también «aumente la cantidad de mega-fundaciones, y eso puede perjudicar la democracia por la influencia que estas instituciones pueden ejercer”. Tampoco deja de llamar la atención la calma con que se están haciendo estas donaciones.  Por ejemplo, Elon Musk, quien firmó el compromiso en 2012, ha donado sólo US$100 millones hasta la fecha. Esto es menos de una décima parte del 1% de su patrimonio neto actual. No se puede más que esperar para ver los resultados reales que tendrá destinar gran parte de lo que se donará a resolver problemáticas como el cambio climático o disminuir la injusticia social.

El caso Engelhorn: precisamente fue la convicción de que “no quiero ser tan rica” y “no debería ser mi decisión qué hacer con un dinero que no he trabajado yo”, lo que llevó a Marlene Engelhorn, suiza de 29 años y heredera descendiente de Friedrich Engelhorn, el industrial alemán fundador de la multinacional química BASF, a acaparar, desde hace unas semanas, los titulares de medios a nivel global. Por la cantidad de dinero que iba a heredar y que en principio parecía haber rechazado, el mundo entero recibió sus palabras tomándose la cabeza a dos manos con incredulidad. Pero lo cierto es que no ha decidido rechazar los millones de euros de su herencia. Lo que ella quiere es poder redistribuir al menos el 90% de este monto, idealmente a través de los impuestos. Por esa razón ha impulsado ‘Taxmenow’, una iniciativa que involucra a millonarios y que busca que se le apliquen más impuestos a los ricos. Junto a otras figuras como Phil White, miembro del movimiento estadounidense Patriotic Millionaires, dejó en claro su posición. “Como alguien que ha disfrutado de los beneficios de la riqueza toda mi vida, sé lo sesgada que está nuestra economía y no puedo seguir sentada y esperando que alguien, en algún lugar, haga algo. Hemos llegado al final del camino cuando 250 millones de personas se verán empujadas a la pobreza extrema este año”. En resumidas cuentas y si le hacemos caso a Warren  Bufett, «La diferencia entre las personas de éxito y los demás es que la gente realmente exitosa dice que no a casi todo”… Aún si es a tu propio dinero.